Día 46. La película que habrías querido dirigir tú

Si bien soy una profunda enamorada del cine, no me interesa dirigir. Hice cursos, de hecho unos cuantos, incluso había práctica en mi maestría, y a todo el mundo le parecía obvio que si me gustaba el cine querría ser directora, pero nunca fue así. En los rodajes me estreso, las cosas nunca salen como estaba previsto, no tengo esa capacidad para tomar decisiones a último minuto para bien… No, lo que a mí me gusta es VER cine, todo el que pueda, hablar de él, escribir sobre él, enseñar, compartir, criticar, disfrutarlo, no hacerlo.

De cualquier forma, de haber sido directora, me habría gustado hacer películas como las de Rohmer, como las de Isabel Coixet, como las de Wong Kar-Wai. Como en mi quehacer literario, contaría historias de amor complejas, con personajes solitarios, difíciles, a los que les cuesta el compromiso, que aman con toda su alma pero no saben comunicar bien su amor, con finales no tan perfectos, más realistas, duros, cargados de resignación o de miedo o de culpa… o tristes pero con algo de esperanza, en fin, complejos como la historia misma. Me cuesta, pues -y ya como es habitual- elegir una película. La mayoría de las que se me vienen a la cabeza ya han pasado por el reto o por el blog: Mi noche con Maud, In the Mood for Love, Cosas que nunca te dije, Eterno resplandor de una mente sin recuerdos,  Mademoiselle Chambon, Blue Valentine, y no me parece interesante repetir, así que sigo en la búsqueda.

Sé, por otra parte, que una de las novelas que habría querido escribir yo es Intimidad, de Hanif Kureishi, una obra pequeña y perfecta acerca de las relaciones de pareja. Si bien es excesivamente psicológica como para ser adaptada, Patrice Chéreau lo logró en una cinta diferente al texto original, pero igualmente deliciosa, interesante, misteriosa en cierta medida, muy sensible, que lleva el mismo título del libro: Intimacy, rodada en 2001, con  Mark Rylance, Kerry Fox ySusannah Harker en los papeles principales.

Mientras la novela se centra en la reflexión de un hombre la noche anterior al día en que ha decidido dejar a su mujer, la película se ocupa sobre todo de la relación de éste con su amante, a la que ve regularmente una vez a la semana, en una relación pasional, viciada, compleja. Puede que no sea la mejor película del mundo, de hecho ni siquiera la recuerdo con toda la precisión que querría -ahora mismo la busco para volverla a ver, y espero confirmar mi decisión-, es el tipo de historias que me gustan, intimistas, sencillas pero profundas, con una complejidad que está mucho más en los personajes que en las acciones, donde no pasan demasiadas cosas, pero tienen una fuerte carga emocional, y donde la estética es al menos tan importante como la narración. Así que supongo que si fuera directora, este sería el tipo de filmes que realizaría.