Día 10. Una película que que te reconcilió con tu gran amor

Cuando apenas éramos novios, por algún motivo mi marido y yo estábamos de pelea. Esa noche había en un gran teatro de la ciudad una noche dedicada a Méliès, y la situación estaba tan tensa que nos sentamos cada uno por su lado. Pero luego, la fantasía maravillosa del mago del cine nos fue ablandando y al final terminamos juntos y contentos. Así que no fue una, sino unas cuantas las películas que lograron que nos contentáramos al final.

Nada se compara con el cine de Georges Méliès. Más allá del conocidísimo Viaje a la luna, otros cortos como El hombre orquesta, El diablo negro, El viaje a través de lo imposible, El eclipse de sol o El castillo encantado, algunos en el blanco y negro esperado, pero otros con su coloreado original -a mano-, vistos con música en vivo, y presentados por su nieta, surtieron el efecto necesario: los trucos fantásticos, la magia en estado puro, el gozo de la vida hicieron que cualquier diferencia entre Diego y yo se desvaneciera, entre el humo que solía acompañar todas las desapariciones en estos filmes, y que la alegría rondara de nuevo y nos reconciliara por completo. Probablemente no habría trascendido el impasse, pero uno nunca sabe… quizá Méliès es el artífice de nuestra maravillosa relación. Gracias también por eso, querido maestro.

Los dejo con uno de estos magistrales cortometrajes, El inquilino diabólico (Le locataire diabolique), de 1909: