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Día 83. La película con el mejor beso de la historia


De nuevo me enfrento al problema de que ya usé la película que me serviría para el reto de hoy: se trata de Habitación con vista, de la que hablé en el día 7. El beso que George le roba a Lucy en los campos florecidos cerca de Florencia no tiene comparación, al punto, precisamente, de que le sirve a otro personaje para escribir una novela… Pero como no me gusta repetirme, y esto es justamente un reto, he de buscar otro gran beso.

Hay algunos frívolos que me encantan, como el de Spiderman y Mary Jane, él boca abajo, ella le levanta la máscara para besarlo, o el de Elizabeth y Jack Sparrow en Piratas del Caribe 2, pero no dan para tanto.El del final de Cuando Harry encontró a Sally es delicioso, pero elegir el clímax de una comedia romántica me parece un lugar común. También me fascinan el de Ennis y Jack cuando se reencuentran en Brokeback Mountain, y el de Amèlie, tierno como él solo, pero no termino de sentirme feliz eligiéndolos. Prefiero volverme hacia el cine clásico, en el que, si bien los besos eran mucho más castos, tenían muchas veces un aura romántica que es difícil de igualar en el cine contemporáneo.

Después de pensar entonces en The Kiss de Edison (el primer beso de la historia del cine), y en los múltiples besos de mi galán preferido, Cary Grant -en especial el de Notorious y el de Para atrapar al ladrón-, los del maloso Bogart -sobre todo cuando se los daba a Lauren Bacall-, en los de Greta Garbo -el mejor, el de Ninotchka-, los del guapísimo Alain Delon -¿qué tal el del Gatopardo? ¿O será mejor el de El eclipse?-, me quedo finalmente con uno de Marilyn: el de Una Eva y dos Adanes o Con faldas y a lo loco (Some Like It Hot), del maravilloso Billy Wilder.

Jerry -Jack Lemon- y Joe -Tony Curtis- se han disfrazado de mujeres para entrar en una orquesta femenina que sale de gira, no solo porque necesitan trabajo, sino porque huyen de la mafia. Allí conocen a Sugar Kane -Marilyn Monroe-, la guapa pero tontarrona cantante, que toca también el ukelele, de quien Joe se prenda. Como en principio las chicas de la orquesta piensan que en el buen hotel de la Florida donde están contratadas conseguirán buenos partidos -¡algo que de hecho  logra Jerry en su papel de mujer!-, Joe se disfraza y finge ser un magnate para conquistarla, pero su ardid va más allá cuando inventa que es impotente y absolutamente insensible a los encantos femeninos, lo que consigue que ella se esfuerce cada vez más por hacerlo sentir placer, en una escena memorable entrelazada con el baile de Daphne (su compañero Jerry disfrazado) con el ricachón Osgood, que les dejo a continuación:

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