No me gusta el cine de terror, y si lo veo -por azares del destino- prefiero hacerlo bien acompañada. Claramente me inclino mucho más por el terror psicológico, y lo que sí me gusta es el suspenso, así que podríamos hallar un espectro de thrillers que dan un poco más de miedo que lo habitual que sí me interesan y que disfruto bastante, así me asuste un tanto.
La película de la que voy a hablar me pareció fascinante, si bien la vi por primera vez sola y me aterrorizó. Definitivamente, habría preferido verla en compañía, para tener a quién apretarle el brazo, comentar en voz baja mis dudas y tener auditorio para mis asombros. Se trata de Corazón satánico (Angel Heart), el demoniaco filme de Alan Parker. Por el miedo que pasé, duré muchos años sin atreverme a repetirla, hasta que encontré la ocasión en el pequeño -y atrevidamente llamado- cinceclub que hacemos desde hace un par de años en casa con los niños -ahora adolescentes- y algunos de sus padres y madres, y que disfrutamos muchísimo. Pues bien, en una sesión de «terror» (así, entre comillas), los convencí de verla, para asustarme, por fin, en compañía. Y fue una excelente decisión: a todos les gustó, a pesar de que el miedo fue general.
Cómo no asustarse con el personaje de Louis Cyphre interpretado magistralmente por Robert De Niro, un demonio encarnado que pide Harry Angel -muy bueno también Mickey Rourke- un investigador de poca monta que busque a Johnny Fafourite, quien hizo un pacto con el diablo y ahora no quiere ser encontrado… y cuando nos enteramos de cómo pinta la cosa, dejamos de querer que Harry lo encuentre… Se trata de un thriller colorido, lleno de buen blues -parte de la trama sucede en Nueva Orleáns-, mitos créoles y brujería, entretenido, pero terrorífico. Como para ver siempre acompañado.
Muy buena peli, tiene una atmósfera tremenda