Día 57. La mejor película de ciencia ficción

Me encanta la ciencia ficción, es uno de mis géneros preferidos. Desde El viaje a la luna, de George Méliès, pasando por Metrópolis, de Fritz Lang, y Lo que vendrá, de William Cameron Menzies, atravesando la época de la serie B del Hollywood de los años cincuenta, llegando a las superproducciones de los setenta y los ochenta, hasta el más contemporáneo, el cine de anticipación es una de mis debilidades. Veo prácticamente todo lo que sale, casi sin filtro, y casi siempre lo disfruto, incluso cuando las historias se repiten con un esquema de plantilla.

Aun así, no me es difícil escoger mi película de ciencia ficción preferida: indiscutiblemente se trata de Blade Runner, la cinta de Ridley Scott de 1982, basada en la maravillosa novela de Phillip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Si bien se trata de una adaptación más bien libre -deja por fuera ni más ni menos los animales eléctricos que dan título al libro, y el rol de algunos de los personajes- la recreación cinematográfica no se queda atrás, crea una obra redonda, emblemática e inolvidable.

Rick Deckard -el mejor papel, para mí, de Harrison Ford- es un policía especializado en terminar replicantes rebeldes. En un futuro distópico, la vida se ha hecho cada vez más difícil, y Rick malvive en su duro trabajo sin muchos alicientes. Su nueva misión, después de que uno de sus compañeros muere, es cazar a una pandilla de replicantes que ha escapado de una colonia y regresado a la Tierra, con la intención de entender el sentido de su existencia, además de prolongarla, y para ello buscan a su creador. En la investigación lo secunda Rachael -la bellísima Sean Young- una replicante que no sabe que lo es, y la persecución será un viaje intenso hacia el fondo de sí mismo.

Con una dirección de arte memorable, una fotografía cargada de simbolísmo, y una música maravillosa compuesta por Vangelis, la película es una pieza de colección, en cualquiera de sus dos versiones: el corte original, con un final más esperanzador, o el montaje final del director, un poco más personal y sugestivo, pero más oscuro. Sea cual sea la versión, Blade Runner es un imperdible.