Día 37. La mejor película con la actriz que habrías querido ser

Hay muchas actrices que me gustan, pero como ya conté anteriormente, no suelo saber gran cosa de sus vidas privadas. Me gusta el cine, no la chismografía de Hollywood (y mucho menos la criolla). Así que pienso en qué actriz querría haber sido sólo por las películas que han hecho, y se me vienen a la cabeza sobre todo algunas clásicas: las hermosísimas Greta Garbo y Grace Kelly, la encantadora Marilyn -cómo no-, y sobre todo, la que más me inspira, Rita Hayworth.

Bellísima, sensual, con mucha personalidad, esposa por un tiempo del grandísimo Orson Welles -aunque en eso no la querría imitar; como dijo ella al divorciarse, no soportaría a un genio así- su filmografía es increíble. Difícil entonces elegir una película entre tantas maravillas: desde Sólo los ángeles tienen alas hasta Mesas separadas, pasando por cintas como Cover Girl, Sangre y arena (la versión de Mamoulian), Los amores de Carmen, la formidable La dama de Shangái… De todas -que son muchísimas más- me quedo con su film emblemático por excelencia: Gilda.

Dirigida por Charles Vidor en 1946, Gilda, un drama de cine negro, en el que Johnny -Glenn Ford- al ser salvado por Mundson, un mafioso de los bajos fondos, se convierte en su mano derecha. Mundosn regresa de un viaje casado con Gilda -una Rita Hayworth en todo su esplendor- con quien Johnny había tenido una conflictiva historia en el pasado. Este es el caldo de cultivo para un triángulo lleno de pasión, traiciones, enredos y música, con una fotografía impecable y llena de efectos simbólicos, y un vestuario -para la actriz- maravilloso.

Los dejo con el momento cumbre de la película, cuando Gilda está empezando un striptease hiper sexy al son de la canción Put the Blame on Mame: