Día 77. La película futurista que más te guste

Como ya he comentado más de una vez por acá, me encanta la ciencia ficción, y en especial el futurismo. Por lo general me gustan mucho los planteamientos distópicos, esos que plantean un porvenir poco ilusiorio, donde se muestra cómo la humanidad, o el hábitat humano, ha llegado a puntos de degradación bastante altos, a pesar del desarrollo tecnológico, pues de algún modo representa lo que intuyo que puede pasarnos si seguimos en este régimen consumista, derrochador, donde priman el egoísmo y la ley del más fuerte.

Sin embargo, el reto del día me sugiere una respuesta diferente, y busco más bien un futuro que, al menos estéticamente, me parezca interesante. Así, más que otras joyas -aparte de las que ya he hablado antes, como Blade Runner o Total Recall, por ejemplo- entre las que encontraría a Brazil, Barbarella o Minority Report, la sensibilidad me lleva más bien por el camino de una película deliciosa, quizá argumentalmente menor que las anteriores, pero plásticamente una maravilla para mi gusto: Gattaca, de Andrew Niccol.

La trama gira en torno a un mundo en el que la superioridad genética se da por descontado, los hijos se programan para que sean perfectos y sólo los seres superiores pueden acceder a posiciones privilegiadas en la sociedad. Y nuestro protagonista, Vincent, interpretado por Ethan Hawke, no pertenece a esa especie, sus padres decidieron engendrarlo por amor y sin laboratorios de por medio, así que es un mortal como nosotros, al que le da gripa, tiene acné y en cualquier momento se puede cansar, pero por supuesto que lo que él quiere es algo que le está vedado: viajar al espacio  profesionalmente. Así que ha de suplantar otra identidad, la de alguien genéticamente apto. El argumento mezcla algo de intriga, acción y, ni más faltaba, romance, de la mano de Uma Turman.

Pero más allá de eso, lo que me encanta es el planteamiento estético de ese futuro. El equipo de arte, con Jan Roelfs a la cabeza, generó un diseño de vestuario, maquillaje, utilería y demás que, si bien claramente nos habla de un tiempo adelantado a nuestros días, está basado en la moda de los años cincuenta del siglo XX. El resultado es delicioso, estilizado, elegante, clásico pero novedoso a la vez. La dirección de fotografía ayuda bastante, la atmósfera conseguida a lo largo de la película resalta esta sobriedad y, aunque mantiene una opacidad que habla de la automatización del mundo en ese momento,  le da un mínimo toque de calidez que permite guardar la esperanza deque los personajes van a conseguir lo que quieren, que la frialdad del entorno se puede romper.

No quiero realmente ese futuro, pero es que por lo general no quiero ninguno de los futuros que plante la ciencia ficción. Sin embargo, si el futuro llega, no me molestaría que visualmente fuera así, que tuviera esa atmósfera, que se usara esa ropa, que la belleza clásica imperara una vez más.