Día 47. La mejor película que se relacione con tu profesión

He tenido que pensarlo mucho, no solo por las películas, sino porque tengo varias profesiones: de carrera, soy comunicadora social, de posgrado, productora de cine, de trabajo, soy docente universitaria e investigadora, de free lance, soy crítica de cine… pero de vocación soy escritora, así que esta es la que elijo, sobre todo porque creo que hay más de dónde escoger en cuestión cinematográfica.

Y vuelvo entonces a uno de mis directores preferidos, Wong Kar-Wai, que creo un personaje maravilloso, que ya aparecía en una de las películas que más amo, y de la que ya he hablado por aquí –Deseando amar-, y que es desarrollado, en su faceta de escritor, en otro filme formidable, 2046. En aquella, el señor Chow -Tony Leung- pedía la ayuda de la señora Chan -Maggie Cheung- para escribir una serie de relatos policiacos, lo que hacían en un hotel, en la habitación 2046.

Ha pasado el tiempo, la compleja relación que no fue queda en el pasado, aunque ha marcado la vida de Chow, que insistentemente busca el amor en otras mujeres intentando recuperar lo que sintió por su antigua vecina. Ahora se dedica a escribir ciencia ficción, pues ha creado un mundo futurista, en el que 2046 es tanto el año en el que ocurren los acontecimientos como un lugar a donde se va para no volver. El narrador de su relato es un japonés, el único hombre que ha regresado, y cuenta lo que vivió allí.

Es cierto que Kar-Wai se ocupa más de las tribulaciones amorosas de Chow, pero igual descubre su personalidad artística, su capacidad de concentración, sus problemas de ego. Lo más interesante es el contraste entre su vida real y la imaginada y recreada en su novela, muy distintas a pesar de tener puntos en común, que de nuevo es algo en lo que me siento identificada como escritora: la eterna búsqueda del amor.

Con extremada sensibilidad, las diferencias estéticas entre el presente -ambientado en los años sesenta- y el futuro imaginado -como hemos dicho, en los cuarenta del nuevo siglo- componen una sinfonía visual llena de colores, texturas, luces y música formidable. Un deleite absoluto para los sentidos, una oportunidad para reflexionar estéticamente. En definitiva, una película para atesorar, y más si es tan propicia para mí por lo mucho que me toca.