Andrea, cine y literatura

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Día 94. La película en la que más hayas dormido


No puedo negar que a veces he cabeceado en cine, en especial si se trata de sesión nocturna tras un día de intenso trabajo. Ni qué decir de quedarme dormida viendo una película en televisión -aparato que rara vez enciendo sin conectar el DVD o el disco duro, y en ese caso pongo toda mi atención-, sobre todo si la cogí empezada y estoy metida debajo de las cobijas. Pero me parece que de eso no se trata.

Otra cosa sería confesar que en los festivales, cuando veo de cinco a siete cintas diarias, tras dormir pocas horas, si una definitivamente no me seduce ni un poquito, aprovecho la ocasión, conscientemente, para «echarme un motoso» y así estar lúcida el resto de la jornada. Pero como se pierden entre las otras decenas de buenas películas que sí vi con fruición, no logro acordarme de un solo título de los que me sirvieron para reponer fuerzas.

ylanavevaEn cambio, una de mis mayores vergüenzas, que no puedo olvidar y que por supuesto reparé después, fue haberme quedado dormida la primera vez que vi Y la nave va (E la nave va), de Federico Fellini. Esta historia satírica, una de las últimas del magistral director italiano, está situada en 1914. Un grupo de cantantes líricos y otros artistas van en un gran barco a llevar las cenizas de Tetua, una diva de la ópera, a la isla donde nació. El comienzo del filme es maravilloso, bastante lento, eso sí, con la presentación de los extraños personajes, de la nave y la clara analogía con la sociedad, elementos surrealistas, música deliciosa e imágenes muy bellas.

Y de repente caigo fundida. Cuando despierto, no demasiado tiempo después, resulta que ha estallado la guerra y el barco está invadido de serbios que huyen y que -luego supe, en ese momento quedé loca- el capitán había rescatado cuando se lanzaron al mar. Mi desconcierto no pudo ser mayor, no entendí nada, ya no pude reconstruir la historia, que de canónica no tenía nada, así que no daba pie a las inferencias habituales. Al menos logré disfrutar estéticamente lo que quedaba de filme, pero tuve que volverlo a ver para saber realmente de qué se trataba.

Y es que, aunque no haya sido la única vez que me ha pasado, odio dormirme en cine, tanto como entrar tarde a una película, pararla si la estoy viendo en video, cualquier tipo de distracción. Me gusta darle toda mi atención y respeto, entregarme a él por completo. No siempre se puede, pero al menos lo intento.

Los dejo con un bello momento de la peli:

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