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El halcón maltés, por Laura Quiroga Fattori


El vuelo de la pluma negra

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Por Laura Daniela Quiroga Fattori, daniela.fattori@hotmail.com

Antes de comenzar, me gustaría hablar un poco sobre la vida cinematográfica del director, para así lograr interpretar un poco mejor la película y sobre todo la intención y visión del director a la hora de dirigirla.

John Huston se involucró desde muy temprana edad en el mundo del cine, con lo cual le fue posible probar numerosas y variadas actividades tales como boxeo, crianza de caballos, cacería, colección de arte, escritura de novelas, y muchas más.
Justo después de haber abandonado el boxeo, Huston trabajó para el ejército mexicano, donde publicó “Frankie y Johnny”, una obra en la cual demostró una sorprendente capacidad literaria, que más adelante le ayudaría a acercarse a periódicos y a que la gente se interesase cada vez que publicaba artículos e historias.

Después de su travesía por Europa, y de que en París obtuviera conocimientos sobre la bohemia de la época,  Huston se asentó en Hollywood, donde gracias a su padre fue contratado como guionista trabajando en obras tales como La casa de la discordia o Jezabel, de William Wyler, y El sargento York, dirigida por Howard Hawks.

El halcón maltés fue la primera película que Huston dirigió, tras convencer a los hermanos Warner para que la financiaran. Ellos aceptaron, y así él convirtió la novela de Dashiell Hammett en todo un clásico. Cabe mencionar que los trabajos que realizó después de esta película no fueron tan buenos hasta 1948, cuando con El tesoro de la Sierra Madre (ganadora de varios premios)  “metió un gol”, coloquialmente hablando. Llegó a la cima de su trabajo como creador y director de la película La jungla del asfalto, gracias a la Metro Goldwyn Mayer.

Ahora sí entremos en materia.
No logro imaginar la reacción del público saliendo de la sala de cine, después de haber visto El halcón maltés (The Maltese Falcon), una historia subjetiva de detectives, misterios, amor, sorpresas y con un elenco semejante, apuesto que se convirtió en la favorita de muchos y obtuvo muchas críticas, la mayoría buenas y de carácter halagador.

Antes de criticar la película en sí, considero pertinente entenderla. Y con entenderla me refiero a su objetivo verdadero. Así: ¿era el objetivo en la historia encontrar el halcón maltés? ¿O lo era resolver el asesinato del compañero de trabajo de Sam Spade -Archer- y obtener justicia?
Si hubiera sido lo primero, una vez descubierta la total verdad sobre el halcón maltés se hubiera acabado la película, pero no fue así. En realidad el asesinato de Archer es el detonante, el suceso que da inicio a la historia. Para finalizarla nos dan el “evento de clausura”, el resultado de la difícil decisión que debe tomar Sam acerca de Brigid, y no el descubrimiento del halcón.

Aclarado esto, voy a hablar un poco sobre los personajes principales.

Probablemente en esa época, cuando se ponía a dos personajes, uno hombre y el otro mujer, en un mismo espacio, automáticamente se suponía algún tipo de relación amorosa entre ambos. Al público debió suponer esto mismo acerca de Sam y Brigid, lo cual hace mucho más interesante el final de la historia.

John Huston contaba historias sobre hombres independientes y valerosos que luchaban por su individualidad, todos protagonistas súper masculinos. En El halcón maltés hizo un formidable trabajo a la hora de escoger a los actores protagonistas. Sobra explicar por qué Humphrey Bogart (Sam Spade) fue el personaje principal. Dejando de lado sus cualidades actorales y su carisma, hay que resaltar la enorme capacidad de empatía que logra transmitir al público.

Mary Astor como la femme fatale (Brigid O’Shaughnessy), hizo un muy buen trabajo a la hora de interpretar el papel de una mujer venturosa con doble cara. Aunque, en mi opinión, pudo ser un poco más sensual (sin llegar a lo vulgar, por supuesto). Sí que logró enamorar tanto dentro como fuera de la pantalla, pero creo que esta característica pudo ser explotada un poco más.

Pudiendo haber sido un poco más clara en cuanto a los eventos desde el principio, la película es muy buena y curiosa, especialmente el hecho de que nuestro personaje principal no tiene un final feliz. Claro que resuelve el caso, pero no está contento acerca de la dolorosa decisión que debe tomar, siguiendo sus principios, con respecto a Brigid.

Sería una falta por parte mía escribir acerca de esta película sin hacer mención a la última escena, famosa por la frase: “It’s the stuff that dreams are made of” (“Es el material del que están hechos los sueños”). Hay que admitir que fue espléndida. Ojalá hubiera habido un poco más de este ingenioso uso sintáctico durante la película. La corta frase hace homenaje a Shakespeare y de alguna manera representa la película en sí, ya que esta misma, en mi opinión, “es el material del que están hechos los sueños”.

Definitivamente esta famosa película del cine negro merece un gran reconocimiento. No puedo hacer otra cosa que recomendar esta pieza maestra del cine con todas mis fuerzas. Si aún no la han visto, es hora de cambiar esto. Lo más pronto posible.

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